La Transición boliviana: los proyectos de país
Hay dos proyectos de país.
Uno, el de las elites occidentales de la nación boliviana, vanguardizado políticamente por el Comité Cívico de Santa Cruz.
Y, otro, el de las naciones indígenas y los “españoles pobres” de las ciudades, vanguardizado por los “mallkus” de los “ayllus urbanos” de la ciudad del El Alto.
El proyecto de las elites blancas de la nación boliviana
En la así llamada globalización, la dinámica económica ya no está en manos de los Estados nacionales, sino de las grandes corporaciones transnacionales. Éstas, empero, han empezado una dinámica caótica en la burbuja especulativa financiera, donde, dada la naturaleza abstracta de la banca: caja negra del sistema de intercambio, no puede haber mecanismos de homeostasis que permita su regulación en el largo plazo. La abstracción ha empezado a hacer quebrar muchas de estas empresas, como la Enron, a la que Bolivia ha hecho, como se sabe, una donación significativa. Estas grandes empresas transnacionales, desterritorializadas por diseño, si quieren persistir en el ser, en una era “post capitalista”, Peter Drucker, tienen que territorializarse o van a seguir implosionando con regularidad debido a un exceso de especulación financiera y contabilidades creativas: infra-contabilizadas y sobre-remuneradas, como dice Hezel Henderson y con estrechos vínculos con la economía subterránea/delictiva, con la que hace un feedback ilegal. También en economía, por teológica que se haya vuelto últimamente, debe haber biofeedback. Pasado un determinado umbral, esta forma super abstracta del capital puede dar lugar a metástasis cancerígenas de la economía que pueden terminar afectando al sistema global. La vida es un sistema y la economía es un subsistema de este sistema mayor. Las tecnologías de la información han introducido este software al Sistema mundo: ya no estamos en la era newtoniana, donde eran posible compartimentos estancos. Todo afecta a todo.
Pues bien, esta necesidad de territorialización que empieza a sentirse, si no se quiere cambiar y se prefiere que todo siga igual ¿dónde podría, eventualmente, ser satisfecha? Ya no en los Estados donde las transnacionales tienen sus sedes matrices: harían explotar los sistemas financieros públicos. La economía formal no los podría metabolizar. ¿En los Estados fallidos del tercer mundo? ¿Dónde si no? Y aquí se encuentran, por un lado, la necesidad de territorialidad de las corporaciones transnacionales y, por otro lado, las ganas de globalizar el parasitismo que caracteriza al subcapitalismo boliviano, liderado por la oligarquía cruceña. Por tanto, el proyecto post neo liberal consiste en más de lo que hemos tenido hasta ahora, pero de una manera radical: ya no “achicar” el Estado sino convertirlo directamente en un simulacro paraestatal miniaturizado: democracia representativa, partidos, elecciones, libertad de prensa: justo lo que haga falta para no caer en el saco de las “dictaduras terroristas”, detrás de esta máscara política, las empresas transnacionales, cual “superestados petroleros” tele-gobernarían en función de sus intereses, sin pagar los costos sociales, ni tener en cuenta el Bien común, ni la sustentabilidad en el largo plazo de los recursos naturales. Adiós al Ogro filantrópico. Se reimplantará la lógica del Campamento a gran escala. La liberalización del mercado sería absoluta y, para los segmentos negligibles de la economía, un tratado de libre comercio terminaría de barrer con el subcapitalismo parasitario local. Un anticipo: Garafulic: prototipo del empresario boliviano pendejo que cree que puede seguir mamando a nivel global. La descentralización autonómica va a permitir crear, legalmente, cordones sanitarios y dejar de lado las regiones “no rentables”, como el altiplano, hace ya décadas desahuciado por el Banco Mundial y en los lugares “interesantes”, con las elites bolivianas regionales, reinstalar el modelo de los “campamentos mineros”: extraterritorialidades en sí mismas por el tiempo que dure la explotación del recurso natural en cuestión. Vamos, un Protectorado de las transnacionales petroleras, bajo máscara autonómica.
Un no país, de ocho millones de habitantes, con ingentes recursos naturales, sin clase dominante nacionalista, pues sus raíces no están aquí, sin restos de institucionalidad que pueda estorbar el lucro y el saqueo, con sectores profesionales propensos a la corrupción, dada la inseguridad jurídica laboral del sector público, hacen de la actual Bolivia un laboratorio interesante y barato para probar una posible reconfiguración del tercer mundo bajo el nuevo orden global. Somos como los municipios inviables menores a cinco mil habitantes: ¿Qué hacer con ellos?
Por razones racistas, para las elites políticas globales y regionales: monoteístas blancos, la mayoría indígena: animistas de tez morena, no cuenta absolutamente para nada. El colonialismo católico del siglo XVI se preguntó si los indios eran seres humanos; el del siglo XXI ha contestado que no lo son. Como le decía Aznar a Chávez: “Qué te preocupas por ellos; son perdedores y van a desaparecer”. Científicamente, Darwin ha quedado superado hace ya tiempo, pero, políticamente, sigue todavía vigente.
Ahora bien, el gran problema de este proyecto de país es que no tiene masa crítica local para poder ser implementado. Los agentes económicos del capitalismo boliviano: “las cien familias”, son extranjeros o descendientes de occidentales en segunda o tercera generación. Los otros: los apellidos tradicionales, así llamados “empresarios”, han acaparado tierras y créditos para sembrar soya al amparo del poder político, sin ningún esfuerzo que ponga de relieve los valores del capitalismo: trabajo, ahorro, previsión, conocimientos, D+I, correr riesgos. Como es un capitalismo político-partidario, cuando quiebran y quiebran cada cuatro años, se hacen condonar las deudas y, con tan bello motivo, se hacen dar más créditos: el Estado boliviano es su caja negra; sin él es impensable el “capitalismo privado boliviano”. Por tanto, la única posibilidad, para persistir en su actual “estilo de vida” (“Acá se trabaja poco, para lo que se recibe” Walter Kuljis, y éste es el gran conato de las elites blancas) es enchufarse subalternamente a las transnacionales petroleras para venderles el único servicio que pueden ofertar: venderles una fachada política: un Estado autonómico, para que puedan anclar su burbuja financiera y saquear legalmente. Aquí, a lo mejor, el biofeedbak: la territorialización de la especulación financiera, hace funcionar la teoría del rebalse: los pobres se alimentan de las migajas que caen de la mesa del rico Epulón. Esta es la utopía de las elites occidentales de la nación boliviana.
El proyecto de país de las naciones indígenas y de los “españoles pobres de las ciudades”
El otro proyecto de país: el proyecto indígena, cuya Agenda viene desde la rebelión de los Amarus y Kataris, quiere construir un Estado propio: autonomía y soberanía política, en la lógica orgánica del continuo biosférico animista: Diarquía: primado del dos, como complementariedad de dos energías antagónicas, chacha y warmi: fermión y bosón: partícula y onda, yin y yang, que, en modo alguno, implica volver historicistamente al Tawantinsuyo o Tiwanaku, como se supone desde la obsoleta visión lineal y progresista del Tiempo; sí, implica un retorno al tiempo-espacio prehispánico, porque, según Einstein, el tiempo-espacio es curvo. Ahora bien, este retorno relativístico, significa retorno, pero no a las formas políticas: éstas ya han pasado: son obsoletas, sino un retorno al software estatal de ese campo unificado que produjo sociedades de abundancia y calidad de vida para todos. Como se sabe, el software animista y el software cuántico, ecológico, sistémico, cibernético del nuevo paradigma cosmológico, coinciden para suerte nuestra. Por tanto, pues, el modelo estatal: la forma Di-arquía no se inscribe en la tradición occidental de la Mon-arquía, pautada por Aristóteles en su Politica: primado del Uno: de una sola energía: la masculina: la del gran Padre que conlleva homogeneidad y minimización de la alteridad: la otra energía y que es coherente con el mono-teísmo occidental: un solo Dios Padre para todos y extirpación de las idolatrías.
Ahora bien, para que cualquier forma estatal sea viable es conditio sine qua non que el Estado sea dueño y tenga soberanía real sobre su territorio, su población y sus recursos naturales. Eso significa, en nuestro caso, la nacionalización de todos los recursos naturales, regalados por las elites gobernantes occidentales a las transnacionales e iniciar un proceso de industrialización del gas, en el marco de un proyecto hemisférico estatal: Petroamérica, por ejemplo. Exportar valor añadido; siempre valor añadido. Establecer alianzas estratégicas con Estados que compartan una ética no individualista, como China, por ejemplo. Supresión del latifundio en las tierras bajas para iniciar un manejo sostenible e integral del bosque.
La ola de la rebelión indígena nunca estuvo más alta y nunca el Estado boliviano ha estado más débil que ahora. Es más: el Zeitgeist del nuevo paradigma científico, técnico, moral, espiritual; el lado cualitativo de la globalización: los altermundistas; los comunitaristas europeos que han dicho No al proyecto liberal de Constitución europea, sopla a favor de una propuesta estatal de este corte. Esta es la utopía de las naciones indígenas y los “españoles pobres de las ciudades”.
Puntos que todavía hay que madurar
Darse una representación política para llegar a ser de verdad naciones indígenas
Así como desde el punto de vista económico, la nacionalización de los hidrocarburos es condición de posibilidad para no desaparecer en el lado oscuro de la globalización: el proyecto de país de las elites blancas de la nación boliviana. Desde el punto de vista político, las naciones indígenas tienen que clausurar, ellas mismas, las cárceles políticas republicanas en las que están presos y que no permiten que su fuerza se convierta en poder. Estas cárceles políticas son la COB, la CSUTCB, las CORes, FEJUVEs, los partidos políticos y las “Asociaciones ciudadanas y Pueblos indígenas”. Estas son las formas modernas del descuartizamiento de los Amarus y Kataris. Estas formas sindicales son el modo cómo la minoría blanca impide que las “naciones” indígenas tomen el poder político y construyan su propio Estado. Por tanto, son funcionales a sus intereses; si no existieran, las inventarían. Sólo se puede lamentar la fruición y ceguera con la que los caudillos indígenas: “Ejecutivos” de estas cárceles políticas, hacen el juego a sus opresores blancos aferrándose a esos cargos y reproduciendo su cautiverio político. A los pueblos indígenas de tierras altas y tierras bajas, para llegar a ser Naciones, les falta tener su propia Cabeza política como una federación de naciones. Sin cabeza política propia, este tercer bucle de rebeliones indígenas puede pasar a la historia como la de los Amarus, Kataris y Willkas y una magnífica oportunidad de voltear la tortilla se puede frustrar. ¿No les da que pensar el hecho de haber tumbado ya dos presidentes y no haber tomado el poder? Algo muy fundamental está fallando. Y ese fallo consiste en que las “naciones” indígenas son un cuerpo: fuerza, sin cabeza: poder. El Inca sigue descabezado y son, justamente, estas cárceles sindicales y políticas, las que mantienen separados el cuerpo y la cabeza del Inca. Al revés de la “nación camba” que tiene una gran cabeza política: el Comité Cívico de Santa Cruz, pero no tiene cuerpo social. Las dos energías: la de las naciones indígenas y la de la nación boliviana, que deberían encontrarse en la forma cuántica Diarquía para sumar sus potencialidades y minimizar sus debilidades, he aquí que se encuentran enfrentadas: lo que no está mal: hay que saldar a través del tinku las facturas pendientes, pero ya va siendo hora de empezar a conversar en un registro post moderno. Sería deseable que las mujeres cruceñas empiecen a jugar un rol más protagónico y empiecen a cuartear el patriarcado comiteista para abrir un espacio dialógico más civilizado y sofisticado.
Sin representación política propia, las “naciones” indígenas no van a poder hacer valer el derecho de mayoría, de las democracias liberales, para la conformación de la Asamblea Constituyente. Se van a dejar marear la perdiz, como ya está sucediendo. Hacia la nación boliviana, “hacia fuera”, los indígenas tienen que mantener inclaudicablemente el 62% de la representación y no dejarse engatusar haciendo cada quien numeritos que, al final, resultan arrojando para ellos mismos una minoría fáctica de representación en la Asamblea Constituyente. Sobre todo las naciones indígenas de tierras bajas deben cuidarse de no caer en esa trampa, a la que los empuja un miope andino centrismo aymara. “Hacia adentro”, ya no vale la lógica cuantitativa occidental: el 31% quechua, el 25% aymara, el 2% guaraní, el 2% chiquitano, el 1% mojeño, otro 1% para el resto. No, aquí debe primar una lógica indígena, cualitativa, basada en la excelencia, Qulla: los mejores deben ir a la Asamblea Constituyente, independientemente a qué nación pertenecen.
Lección aprendida: hay que tener en cuenta que son su cara “hacia fuera”; por tanto, tienen que ser interlocutores competentes de los políticos de la nación boliviana. En CONAMAQ, por ejemplo, han elegido a sus autoridades con el criterio “hacia adentro”; lo cual está bien, pero si se tiene en cuenta que estas autoridades, también y sobre todo, tenían que actuar “hacia afuera”, el criterio se mostró insuficiente: reforzaban el prejuicio criollo que los indígenas son zonzos, ignorantes y no se ubican; se les tiene lástima; no respeto. Hay que cuidar los dos lados de todo. En cambio, la CIDOB ha elegido sus autoridades con el criterio “hacia fuera” y sus Ejecutivos se han dado el lujo de hacer desfilar a los ministros de la República boliviana hacia su sede cruceña, cuando ellos así lo han dispuesto.
¿Qué hacer con el MAS?
Si pensamos en términos de la cosmología calendárica indígena maya, hasta el 2012, de la era cristiana, va a durar el tiempo de la transición. Las naciones indígenas, tal como van las cosas: no tienen todavía cabeza política propia, no han terminado de migrar de los marcos republicanos hacia sus propios marcos políticos y económicos … no están en condiciones, objetivas y subjetivas, de tomar el poder todavía. Tienen que escuchar más a sus abuelos, a sus ancestros, yatiris, ipajes: sabios. Es en este interludio que el MAS cobra sentido estratégico. Hay que pensar con la cabeza fría, no con el hígado; mejor si pensamos con el corazón. El MAS es una bisagra que ya está ahí y que nos es útil para nadar y guardar la ropa al mismo tiempo, Ayra. En concreto, nos sirve para llevar a cabo tres operaciones imprescindibles para el triunfo de este tercer bucle rebelde:
Uno. Tener hegemonía política hasta el 2012 en el marco de lo que muere.
Dos. Organizar y convocar a un gran Congreso de todas las naciones indígenas para darse un Cabeza política pública, para negociar, con fuerza y poder, con la nación boliviana y, con ese poder emanado de su Congreso, Tantachawi, clausurar ahí mismo las cárceles políticas y sindicales: COB, CSUTCB, FEJUVES, “Asociaciones ciudadanas y Pueblos indígenas” que impiden a los pueblos indígenas y originarios tener su propia representación política como una federación de naciones indígenas
Tres. Iniciar la industrialización del gas en el marco de un consorcio transnacional de empresas petroleras estatales: PetroAmérica.
En este momento no hay alternativas políticas al MAS ni tiempo para construirlas. Hay que ser realistas y pragmáticos.
El MAS significa la acumulación política de los indígenas y “españoles pobres de las ciudades”, dentro de las reglas de juego de la democracia formal de corte liberal. Por la crisis terminal del sistema político tradicional, el MAS es ahora el partido más importante del país. Hay que ser muy cartucho para no verlo, apreciarlo y utilizarlo. Los caudillos aymaras de El Alto están tentados de hacer sus chapi partiditos políticos y algunos caciques de tierras bajas están tentados de caer en la trampa de las “Asociaciones ciudadanas y Pueblos indígenas”, sin, por cierto, ninguna chance real. Ya no hay tiempo para este tipo de aventuras. Ama sapa: no sean individualistas.
No tenemos Bolivia para otros 50 años. Se acabó el juego. De lo que se trata, ahora, es de no fallar los penales del descuento. Todas las balas son de plata.
En la cancha de la política republicana, el MAS es nuestra bala de plata, nos guste el Evo o no. En cancha republicana y en sus reglas de juego, las naciones indígenas y los “españoles pobres de las ciudades”, pueden dar capote en todas las elecciones que vengan hasta el 2012. ¿Por qué auto joderse este inmenso placer político?
En lo que quede de Parlamento, hay que cerrar filas con el MAS. Esto, sin embargo, no debe significar un cheque en blanco.
El MAS tiene que pelear por hacer respetar la Agenda estratégica que viene desde los Amarus, Kataris y Willkas:
Autonomía política: primer paso: Asamblea Constituyente con 62% de representación, a través de usos y costumbres, para las naciones indígenas. Hacer respetar el derecho de las naciones indígenas a decidir ellos cómo y quiénes van a ir a la Asamblea.
Recuperación del Territorio: primer paso: Nacionalización de los hidrocarburos e industrialización del gas.
Inclusión de los “españoles pobres de las ciudades”: primer paso: construir un frente amplio anti-colonial, anti-neoliberal y anti-neosocialista; las tres cosas; no sólo anti-neoliberal. No proceder así, sería como meterse uno mismo el Caballo de Troya en sus entrañas.
Esto es estratégico; todo lo demás es negociable. Tan es así, que todas las maniobras de las elites blancas de la nación boliviana, está dirigidas a contrarrestar estos tres puntos de la Agenda estratégica de la Rebelión indígena: Agenda de enero, elección de prefectos, referéndum autonómico, elecciones generales y que ese Congreso sea el constituyente (así se impide que las naciones indígenas designen a sus representantes por usos y costumbres y no sean el 62% de entrada). En las movidas del comiteismo cívico no brilla la razón, sino la fuerza mediática.
Bolivia es como un globo que está perdiendo altura y pronto se va a estrellar. ¿Cómo se retarda la estrellada? Arrojando los sacos de arena que, cuando ascendía, estaban para que el globo no se fuera a la estratosfera. Esos sacos de arena que ahora se ha comenzado a botar para prolongar la agonía son: Sánchez de Losada, Carlos Mesa, el acortamiento de mandato a los diputados y senadores, las elecciones generales. Fíjense: estamos hablando de Palabras mayores. Están dispuestos a sacrificar todo, con tal de evitar y despejar a corner la Nacionalización de los hidrocarburos y la Asamblea Constituyente con mayoría indígena del 62%. Esta es la verdad de la mayonesa; lo demás, son cuentos. Hoy, más que nunca, no hay que dejarse emborrachar la perdiz. Es de vida o muerte.
Esta es la Agenda que el MAS debe hacer respetar y, a cambio, las naciones indígenas y los “españoles pobres de las ciudades” debemos darle nuestro apoyo político. El MAS nos es útil hasta el 2012.
Cuando un sistema entra en un proceso de entropía: de disipación de energía, la dispersión es lo más fácil; también para las naciones indígenas. Para contrarrestar ese proceso, debemos seguir la ley de Ashby: concentrar nuestras energías en un solo vector y un par de variables; reducir la complejidad. Es la mejor manera para, entre tanto, auto-clausurar las cárceles políticas republicanas y darse una dirección política propia; preparar los representantes que vayan a la Asamblea Constituyente para negociar y pactar con la minoría occidental un acuerdo, en la lógica de la complementariedad de opuestos: Diarquía: el gran aporte político, post aristotélico, de la indianidad a las “biocracias” (Joël de Rosnay) del siglo XXI.
El peligro del andino-centrismo
La alfabetización, la escolarización: el saber transmitido por la escuela y la universidad bolivianas, apropiados acríticamente, pueden tener consecuencias perversas para las naciones indígenas. El mensaje subliminal que han recibido es de corte monoteísta y racionalista. Primacía del Uno y del Número. Los aymaras y quechuas escolarizados, si quieren ser fieles a su civilización y aportar a las redes comunitarias de las biocracias del siglo XXI, tienen que entrar en un proceso acelerado de descolonización intelectual, mental y emocional. Tienen que reprogramarse neurolingüísticamente. Para ello, sólo hay un camino: volver a conectar con sus abuelos y la Pacha. Por ejemplo: A. Astvalsson & F. Layme, Las voces de los Waka, Cipca, La Paz, 1997 o F. Montes, E. Andia & F. Wanakuni: Policarpio Flores Apaza: el hombre que volviò a nacer. Vida, saberes y reflexiones de un amawt´a de Tiwanaku. Plural, UC, Armonía, La Paz, 1999. A. Yandura, Arakae. El mito hecho realidad. Santa Cruz, 2004. C. Yujra Mamani, Laq´a achachilanakan jach´a tayka amuyt´äwinakapa, La Paz, 2005.
En este momento en que la prioridad política es enterrar las instituciones del antiguo régimen y dar a luz su propia forma de representación política, observo que sobre todo los aymaras escolarizados, no digo ya los que hablan el castellano con la zeta: ¡Qué bochorno!, se han convertido en un obstáculo para tejer una buena relación de complementariedad de opuestos con las naciones indígenas de tierras bajas. En vez de manejar la relación en términos indígenas: complementariedad de opuestos y criterios “cualitativos”, de excelencia, cariño y generosidad india: prestigio, se están comportando como doctorcitos altoperuanos, aferrándose cicateramente a las estadísticas y queriendo tener una representación “cuantitativa” que ningunea a las naciones indígenas de tierras bajas. Esto, a su vez, está empujando a las naciones indígenas de tierras bajas a apegarse a las oligarquías de la media luna que los utilizan sin asco alguno. Si hubiera Bolivia para otros cincuenta años y los cívicos tuvieran masa crítica real, no mediática, la táctica del Capitán Bonifacio Barrientos, junior, podría tener sentido; pero, en las actuales condiciones, se está equivocando de trinchera, obnubilado por el “poder karai”. Los que no llegan tan lejos, como el Capitán del Alto y Bajo Izozo, al hacer numeritos, para que su Pueblo esté representando por lo menos con un delegado, están haciendo de tontos útiles de los que quieren rebajar, cuantitativamente, la mayoría indígena en la futura Asamblea Constituyente.
Sugiero que arreglen este impasse “hacia dentro” y no permitan que el Parlamento les diga cómo y cuántos deben ser. Y mandato al MAS: hacer valer su decisión en el Parlamento.
Otro tema que estorba y jode a los no kollas es la referencia simbólica al Kollasuyu que excluye a “los españoles pobres de las ciudades” y a las naciones indígenas de tierras bajas y los empuja a los brazos de sus oligarquías regionales. La referencia aymara a Tiwanaku es, así mismo, odiosa. Además que es falsa. Sabemos que toda construcción identitaria es imaginaria; pero para que sea sostenible y respetada tiene que tener en cuenta también el orden de lo real y el orden de lo simbólico.
Una pista para salir de esta aporía política, la señaló hace tiempo Simón Yampara en su libro: Pachakuti-Kandiri en el Paytiti. Reencuentro entre la Búsqueda y Retorno a la Armonía Originaria. Ediciones CADA, 1995. Desde entonces la investigación científica ha aportado con datos que permiten una visión más compleja de los estados prehispánicos en América. Aquí no puedo sino hacer una referencia somera. Hay elementos para ampliar la mente, la imaginación y el corazón. En primer lugar, el tesoro cerámico descubierto recientemente en la Isla Pariti muestra una galería de rostros y animales no sólo de tierras altas sino también de tierras bajas, tanto de la costa como de la amazonia y el actual chaco. Véase: A. Korpisaari & M. Pärssinen, Pariti: isla, misterio y poder. La Paz, 2005.
Con lo cual el andino centrismo se ve afortunadamente relativizado, desde la arqueología. Así mismo, tenemos que relativizar la mirada mediterránea greco-romana de tipo compacto y contiguo, con una mirada más fluida de redes “ecosimbióticas”, Condarco, de complementariedad a larga distancia, incluso, transoceánica. La cartografía satelital que permite mapear los fondos marinos, ha descartado las suposiciones que la Atlántida estuviese sumergida en el mediterráneo o el atlántico; se hace, pues, más plausible la hipótesis que la Atlántida haya sido el mismo continente sudamericano y su capital, haya quedado en el altiplano. Son conocidos, por otro lado, los mitos y leyendas de diluvios y grandes inundaciones en casi todos los pueblos, tanto de tierras altas como de tierras bajas. Hallazgos curiosos, como cocaína en tumbas egipcias, o inscripciones proto sumerias en la estela de Pokotia, a diez kilómetros de Tiwanaku, nos abren el horizonte más allá incluso de un centrismo andino-amazónico. Véase, Zecharia Setchin, The lost Realms, N.Y. Avon Books, 1990 o E.M. Moseley, The Incas and their Ancestors. N.Y. Thames and Hudson, 2000. Tenemos, debemos y podemos pensarnos a lo grande. El “centrismo” no es animista.
Sinclair Thomson, en “Cuando sólo reinasen los indios”: Recuperando la variedad de proyectos anticoloniales entre los comunarios andino. La Paz, 1740-1781, nos trae el recuerdo de algunas Palabras que, cual brasas, testimonian de aquellos fuegos, como éste de Bartolina Sisa sobre el próximo reinado de los indios. O este otro logoi de Lorenzo Corina, cacique de Chuani: “acabar o dominar a los viracochas” porque creían que “ellos son redentores del pueblo y a fuerza de rigor harán vencimiento a todos y aun los de la provincia, porque a ellos les toca mandar”. O esta otra del líder de Jesús de Machaca: “Ya era otro tiempo el presente y que el cacique, su segunda, tanto como también el cura se habían de mudar y que se habían de poner los que el común quisiese”. En fin, que “a ellos les toca el mandar”.
Que estos deseos no vuelvan a ser vanos. Que la tercera, sea la vencida. Ver, S. Thomson et alt: Ya es otro tiempo el presente. Cuatro momentos de insurgencia indígena. Muela del Diablo. La Paz. 2003.
Kutt´aniskapxakiñaniwa:
Siempre volveremos a levantarnos.
Pablo Mamani
2004
1 comentario:
Estimado Doctor,
Le escribo nuevamente con los datos sobre la revista. Lamentablemente no he podido encontrar su respuesta en el blog, y yo no le dejé mi mail, de modo que le envío la convocatoria de este último número con los datos necesraios. Somos una revista nueva, que, como le anticipé, va por el número 5. Es una publicación pequeña pero que tiene el apoyo de Historia Debate de España, Universidad de Santiago de Compostela, dirigida por el Dr. Carlos Barros. Si me proporciona usted una dirección, puedo hacerle llegar el último número de la revista. De todas maneras, y como le dije en el blog, sería un honor contar con un artículo suyo. Espero su repuesta y le agradezco por la amabilidad del trato.
También estamos en el blog: cpeaaa.blogspot.com
Atte. Anamaria García
HISTORIA INMEDIATA
PROGRAMA BOLIVIA
INVITACIÓN PARA PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS
TEMAS DE HISTORIA INMEDIATA Nº 5
El CEPAAA, tiene el agrado de comunicarles que estamos preparando el quinto número de Temas de Historia inmediata, programa Bolivia a publicarse en junio de este año, para este propósito, invitamos a todos ustedes a enviarnos sus artículos. Las bases son las siguientes:
1. El tema propuesto para este número es “La cosmovisión andina desde la perspectiva de la complejidad”. Los acercamientos al tema pueden abordarse a través de varios temas o la conjunción de los distintos principios que componen la cosmovisión andina y la actual coyuntura.
2. El artículo debe plantear una problemática actual relacionada con el proceso histórico de la región, país o hecho a tratar.
3. La extensión de los artículos comprenderá entre 3 a 5 páginas (aprox. 3000 palabras); interlineado 1, 5; fuente: arial 11.
4. Los trabajos se presentarán con título, nombre del autor, especificación de profesión, maestría, doctorado, etc. a pie de página; referencias bibliográficas; bibliografía mínima.
5. La convocatoria está abierta para académicos y estudiantes.
6. El envío deberá realizarse hasta el día 25 del mes de Abril del presente año.
7. La dirección de correo es la que remite:
lapesadahistoria@gmail.com
digusigu@gmail.com
Esperamos su participación. Cualquier consulta es bienvenida.
Atte. Anamaría García
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