viernes, 10 de abril de 2009

Cosmovisión occidental y Caos-cosmo-con-vivencia indígena . 1. La desmatriarcalización del mundo mediterráneo: la filosofía griega

Prólogo: “Cosmovisión” y “Caos-cosmo-con-vivencia”

Se me ha pedido escribir un breve texto, más bien propedéutico, sobre “Filosofía occidental y filosofía indígena” para, sobre esa base, poder hacer conversar a ambas maneras de entender el mundo que nos constituyen como bolivianos. He aquí, empero, que para que la conversación pueda darse y no sea un diálogo de sordos o un debate de fanáticos, lo primero que tengo que decir es que la Indianidad no conoce algo semejante a la filosofía occidental y ello debido a muy buenas razones que recién desde una perspectiva post-patriarcal y post-antropocéntrica, podemos entender y, sobre todo, podemos valorar, desde el nuevo paradigma científico técnico.

Para llamar la atención, de entrada, he titulado el texto “Cosmovisión occidental y Caos-cosmo-con-vivencia indígena” para mostrar, justamente, esa diferencia. El siglo pasado se consideraba, en Bolivia, que la Filosofía era el súmmum del pensamiento humano y, por tanto, puesto que los pensadores indígenas no son menos que los pensadores occidentales, también debe haber una “filosofía andina”[1]. Hay que decir, empero, que esta fue una discusión básicamente de bolivianos occidentales castellano parlantes, no de yatiris o amautas o ipayes. Simón Yampara, el mayor pensador qullana vivo, acuñó justamente la expresión “Caos-cosmo-con-vivencia” para mostrar la diferencia qullana respecto de la Weltanschauung occidental. Un indígena (como los científicos de las teorías del Caos; René Thom, por ejemplo) no puede desligar “Cosmos” de “Caos”: ambos hacen la Pacha: la totalidad. Ahora bien, el filósofo occidental pudo “desligar”, “separar”, “abstraer”… durante casi 2500 años, hasta que la teoría de la relatividad puso un signo igual entre ambos, mostrando más bien el Continuum entre ambas polaridades: Bosón y Fermión, y que la filosofía occidental, justamente, se había especializado en reprimir una de ellas: la polaridad Bosón: femenina, comunitaria: relacional. Eso por un lado. Por el otro, un indígena no privilegia un solo sentido para relacionarse con el mundo: la vista, theoreia, como los griegos o el oído, ¡Shemah!, como los semitas; involucra todos los sentidos: complejidad. Para expresar esa integralidad, Yampara usa la palabra “Vivencia” que corresponde a lo que Zubiri llamara “Inteligencia sintiente” o, más recientemente, Daniel Goleman “Inteligencia emocional”. Pero ello no es suficiente. Para un qullana, no se vive aislado, en una Mónada leibniziana; se con-vive en una red multidimensional por la que circulan conversaciones y emociones; lo que, justamente, la biología cognitiva de la Escuela de Santiago, Varela y Maturana, mentan con los conceptos de “organización” y “autopoiesis”.

Dicho con pocas palabras, la evolución de la “física” que, básicamente, coloca lo Contradictorio en el corazón de las lógicas cuánticas, ha tornado obsoleta la “Metafísica”, como le llamara Aristóteles, que buscó la no contradicción, la Esencia y la Substancia de las cosas: su abstracción reduccionista y tautológica: la no-relacionalidad de los objetos.

Mas vale, de cara a un diálogo de civilizaciones con la Indianidad (sobre todo me refiero a los jóvenes para quienes está destinado este texto) que los occidentales estudiemos más que filosofía, las ciencias de punta de nuestro propio occidente. Todos podríamos dar un salto cuántico cognitivo que redundaría en una mejor comprensión y respeto mutuo.

Resumiré a continuación cómo se dio, en Occidente, este proceso de unilateralización y abstracción (: lo que se llama, justamente, filosofía) en el que, sensatamente, no incurrió la Indianidad y, por ello, no produjo filosofía: la represión de la energía femenina a través de la abstracción.

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1. La desmatriarcalización del mundo mediterráneo: la filosofía griega

Voy a condensar el punto de vista de Franz Karl Mayr: Geschichte der Philosophie. Antike, Kevelaer, 1966. Nietzsche, dice, nos enseñó que en Grecia había que distinguir entre una religiosidad olímpico apolínea y una religiosidad ctónico dionisiaca. Este dualismo expresaba el encuentro entre los indoeuropeos, nómadas invasores de Grecia, desde el 2000 antes de Cristo, que llegan con sus dioses celestes bajo Zeus, un dios solar de la luz y la tormenta, y los mediterráneos, que veneraban las divinidades de la tierra y el infra mundo, en la figura de diosas de la fertilidad y dioses de la naturaleza, aglutinados en torno a la Gran Madre. Estas religiosidades se expresaban en instituciones sociales. La religión patriarcal se proyectaba en un orden social de tipo aristocrático-guerrero, políticamente monárquico y estructurado en clases, como en la India.

La religión matriarcal se proyectaba en postulados más bien democráticos, pues el hombre se auto interpretaba más como hijo de la Gran Madre y, por tanto, entre ellos se organizaban como hermandades.

La filosofía surge cuando el proceso de patriarcalización indogermánica se impone y Zeus se convierte en el padre de los dioses y de los hombres y Apolo triunfa como dios de la razón, la medida y las costumbres patriarcales. Dionisos se escondió en Delfos: delphys: seno materno, el antiguo lugar de culto telúrico de la Diosa matriarcal. Dionisos: el dios matriarcal de las mujeres, el vino, el éxtasis y el exceso pasa al underground. Los restos ctónico-matriarcales se enmascaran bajo los cultos de Demeter y Dionisos en los Misterios Eleusinos; como Illapa en Santiago y Pachamama en la Madre de Dios.

La experiencia religiosa, de tipo matriarcal, se corresponde con una experiencia del tiempo de tipo orgánico biológico, en el que las fases lunares son entendidas como metáforas de los períodos del ciclo menstrual, los que, a su vez, se representa en el símbolo del círculo que se convierte en hierofanía de la Gran Madre. En ese momento, el ser aun no se distinguía del devenir. La simbólica matriarcal del círculo: physis, la naturaleza, y apeiron, lo infinito, significan que todo lo que podemos llamar real procede de un origen materno o arjé y que ha de volver al mismo como su telos, su meta. La esperanza de inmortalidad, pues, se entiende como un regreso al seno de la Gran Madre. La muerte, pues, fue experimentada como la presencia de la última de las moiras, la del destino, que representa el devenir cíclico del tiempo. De este modo, la propia muerte es vivida como un sentir la presencia de la Gran Diosa Madre. Esta comprensión matriarcal del ser y del tiempo llega hasta los inicios de la filosofía jónica, en la que el tiempo se experimenta no como previsión de futuro sino todavía como anámnesis, retorno a la physis y al apeiron, lo ilimitado, semejante a lo que los físicos llaman, ahora, Vacío Cuántico o los kabbalistas, Ain Sof. Se tiene, pues, una visión optimista de la vida, bajo el regazo de la Gran Madre.

Los ingredientes básicos: la esperaza humana, elpis, por así decir, se orienta al pasado, a lo que Freud llamaría el principio de placer: elpis es voluptas en latín. La diosa Esperanza, pues, es la diosa del origen y del buen pasado. Todavía, en latín, pasado se dice perfectum. Por el contrario, el tiempo, en la naciente mentalidad patriarcal, afirma el futuro, como desligación del pasado y del presente. El símbolo del círculo se desdobla, por así decir, en una línea recta que se desboca hacia lo desconocido y que es representada en la lucha y victoria de Zeus sobre los hijos de la Madre Tierra que se expresa en el juego de palabras: el tiempo, jronos, es puesto en correlación con el padre de Zeus, kronos. La edad de oro, pues, es interpretada patriarcalmente, todavía en el pasado, cierto, pero que encontrará su meta, su telos, en el futuro, en la estirpe de kronos, es decir, en Zeus que destruye la potencia de la moira, como tiempo matriarcal. Empieza la deconstrucción del matriarcado. Esto es filosofía.

Zeus, el Gran Padre, funda su nuevo ordo cósmico resemantizando las funciones de la Gran Madre. Ahora es él el fertilizador de la tierra a través de la lluvia. Se van sustituyendo las funciones. El tiempo matriarcal es entendido como desordenado, caótico. El patriarcal como ordenado; a eso se llamó cosmos. Caos / cosmos. Ahora bien, la comprensión jónica del ser como physis, es decir, como naturaleza madre de la vida y de la muerte, se quiebra en Parménides, sexto siglo antes de Cristo, quien va a distinguir el Ser del No-ser o devenir. La distinción busca mostrar el devenir: lo matriarcal, como un ser aparente, irreal, frente al Ser auténtico, real, verdadero y que se caracteriza, justamente, porque es intemporal e inmutable, einai, on. Lo verdadero es lo fijo, lo unívoco, lo eterno. Lo falso es lo fluido, lo plurívoco, lo relativo y contingente. La filosofía, pues, empieza a congelar en conceptos lo que antes era contextual, relativo, probabilístico, fluido.

El siguiente paso: este Ser sólo se puede conocer por la razón espiritual, noésis, mientras que el devenir se conocía por experiencia sensible, aisthesis. Con la filosofía, pues, empieza el conocimiento basado en la autoridad: porque lo dice el Padre, luego el philosophus, y no porque yo lo se, por experiencia propia. La experiencia propia es lo matriarcal y eso debe reprimirse; ya no tiene valor. Empieza a tenderse la cama para conocer por fe: la teología, que es peor todavía. Así, pues, este Ser, que emergía en el horizonte, concebido como puro pensamiento, exento ya de devenir, es dicho en primera instancia de Zeus, como dios olímpico patriarcal exento de toda atadura matriarcal. A esto se llama logos, eidos: razón masculina. Y se contrapone a physis, dike, moira: razón femenina. Así, pues, el tránsito de una concepción physica a otra eidética significa el paso conceptual de lo divino como origen (madre) a lo divino como fin y meta (padre). La arjeología matriarcal cede a la teleología patriarcal greco-semita-cristiana.

Resumiendo: physis y apeiron ceden el paso a eidos y logos. Es decir:

lo ilimitado / lo limitado

circular / recto

pluralidad / unidad

fluido / estático

hacia la izquierda / hacia la derecha

oscuridad / luz.

Luego viene Anaxágoras, siglo quinto antes de Cristo, que pone la guinda: el nous, espíritu, es el principio formal que trasciende y ordena el universo physico. Platón zanja la cuestión al introducir el nous como un fundamento espiritual de la propia physis. Con lo que entramos al conocido dualismo naturaleza / espíritu que llega hasta el día de hoy. La derrota de la Madre Tierra está sellada.

El siguiente paso estaba como servido: Platón va a demostrar la existencia de Dios por el a priori racional y espiritual que anida en la physis. En el modelo matriarcal, a dios se le sentía; no había necesidad de demostrarlo y menos intelectualmente. Se pone la semilla de la secularización. De este modo el eidos, la idea, funda el ser. La descorporeización avanza rápidamente así como la racionalización del Gran Padre olímpico apolíneo. Para Platón, jora: la materia ilimitada y por tanto imperfecta, se subordina a eidos: la idea limitada y perfecta. Lo matriarcal-material es devaluado frente a lo patriarcal-formal, elevado a ser trascendente. En categorías pitagóricas se diría que la medida, el número y la forma, es decir, lo limitado, prevalecen sobre lo ilimitado, imperfecto, femenino. Dios será concebido como un ser sustantivo y ya no como un acontecer verbal. El ser, en la filosofía clásica, deviene cada vez más claramente una configuración eidética objetivada por nuestra visión racional. La separación de ser y devenir traerá consigo la de pensar y hablar. Se devalúa el nivel del devenir, propio de las cosas y el lenguaje, por considerarse expresión del principio material, matriarcal. Se privilegia el pensamiento y el lenguaje unívoco en torno a un Ser univocado. Para ello la escritura es fundamental: congela en una letra el flujo de la voz.

Aristóteles rebarajará lo dicho sobre la relación dynamis / energeia, que se traducirá al latín como potentia y actus, entendidos respectivamente como hyle, materia, morphe, forma. Pero lo que viene a cuento es lo siguiente. El Hombre, en cuanto varón, tiene en el espíritu, nous, su forma o razón, de modo que la mujer, en cuanto Hombre, participa meramente de dicha razón masculina. Ahora bien, lo específico del varón es que el concibe, activamente, el ser de las cosas de un modo objetivo y visual, mientras que lo típico de la mujer es que concibe, pasivamente, lo concreto del sustrato physico ilimitado de la materia de modo intuitivo. Y eso ya no tiene prestigio. Esto es proyectado al olimpo: Dios es espíritu razón masculino, noesis noeseos, opuesto al no-poder de la materia representada en la Gran Madre. El Dios aristótelico ya no es un dios de la comunidad, sino un dios civilizado que como Motor Inmóvil reprimirá las viejas categorías matriarcales. De este modo, Aristóteles afirma que el nous, es vida, dsoe, arrebatando así a la Gran Madre su atributo de ser donadora y paridora de vida.

Categorías matriarcales

Categorías patriarcales

Naturalismo presocrático (Oriente)

Estatalismo político (Occidente)

Sedentarismo femenino: horticultura

Nomadismo masculino: caza

Reciprocidad inmediata

Intercambio mediado

Animismo

Monoteísmo

Culto a la tierra y a la luna

Culto al cielo y al sol

Mística de la vida

Mística de la idea: la vida cosificada

La alianza con YHWH, de la que saldría la civilización occidental, estaba preparada.

De modo semejante, el judaísmo del comienzo vivió (como el homo sapiens sapiens desde hace, entre cincuenta y cien mil años) bajo un paradigma animista; es más, conoció como dioses a Yahveh y Asherah: la pareja, cuyas estatuillas se guardaban en el Arca primitiva hasta que la abstracción de la Ley los convirtió en las dos tablas de la Ley. La abstracción minimiza el Género. No lo puede hacer desparecer: es la otra energía de la vida: Bosón, pero le invisibiliza. Gran lección.

A continuación condensaré el otro proceso: la patriarcalización del animismo semita.


[1] Este ejercicio asume dos formas básicas. Jorge Miranda, Das Sonnentor. Vom Überbleiben der archaischen Andenkultur, 1985, conceptualiza y modela el simbolismo andino, siguiendo el modelo de la Cábala cristiana del Renacimiento y Josef Estermann, Filosofía andina, 2006, practica una filosofía intercultural: traduce para los occidentales el pensamiento andino siguiendo un criterio homeomórfico: cuáles sean los equivalentes conceptuales en ambos sistemas de pensamiento.

1 comentario:

David dijo...

Soy de leer mucho acerca de diversos temas aunque la filosofia griega es uno de los que mas prefiero ya que me interesa muchísimo conocer acerca de ello. Por eso trato de buscar diversas fuentes en internet para leer en mis tiempos libres