miércoles, 7 de mayo de 2008

Después de la consulta cruceña...

Más que nunca, en medio de tensiones aumentadas por los resultados de la consulta sobre los estatutos autonómicos cruceños (más de 80% en favor), sería importante reconocer la existencia en Bolivia de dos grandes modelos de civilización, y construir la sostenibilidad del país a partir de interfases, es decir de mecanismos consensuados de articulación, entre ambos sistemas. Seguir hablando en términos antágonicos de cambas/collas, Oriente/Occidente (de Bolivia), empresarios/campesinos, etc. es seguir reproduciendo la lógica de la identidad que fundamenta todas las exclusiones. Se es camba o colla, rico o pobre, occidental u oriental. Está visión esencialista nos lleva a enfrentamientos peligrosos pues no nos queda más que elegir entre uno de los bandos, e intentar descreditar/discriminar al otro. El antagonismo se ubica a otro nivel, ya no a niveles sociológico, antropológico, étnico, cultural, socioeconómico, sino entre intercambio y reciprocidad. Es decir que, sí, podemos diferenciar dos sistemas que en todas partes permiten la producción de bienes, servicios, conocimientos, etc. y la circulación de la producción: el intercambio y la reciprocidad, sea en el Oriente, Occidente, etc. En todas partes, el desafío está en crear interfases entre estos dos sistemas, más allá de sus expresiones culturales, es decir locales. Pues sin la reciprocidad, se diluye el lazo social y la sociedad llega a puntos de deshumanización denunciados hoy; y sin el intercambio, se pierden los beneficios de la tecnología, la producción cuantitativa, etc. Si bien en Bolivia, los pueblos originarios-indígenas permiten profundizar nuestra comprensión de la reciprocidad, pues mantuvieron estructuras y formas propias de reciprocidad, y por lo tanto son los depositarios y reproductores de este principio, la reciprocidad no es el monopolio de una u otra cultura. La reciprocidad es universal, y develar y visibilizar sus manifestaciones en las comunidades indígenas, nos permite entender la articulación de sus estructuras, formas, niveles, para construir una reciprocidad universal. Sería entonces importante pasar de un debate en términos dicotómicos étnicos, culturales, clasistas, para pasar a una reflexión en términos de principios fundadores de las civilizaciones occidental y amerindia.

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